Marco Nonio Balbo durante su vida fue un fiel partidario del emperador Augusto y ocupó importantes cargos que lo hicieron muy rico.
Luego de su retiro de la vida publica se trasladó a vivir a Ercolano, donde restauró con su dinero varios edificios publicos como las murallas y la basilica.
Después de su muerte la ciudad de Herculano quiso honrarlo, con una serie de monumentos entre los que se destacan varias estatuas y su altar funerario ubicado en una monumental terraza con vistas al mar.
En este video nos cuentan su historia…
