Cuando visité el Museo de Santa Giulia en Brescia, lo que más me llamó la atención fue la Basílica de San Salvatore, que forma parte del complejo monastico que en el 2011 fue declarado Patrimonio de la humanidad de la Unesco debido a: su arquitectura longobarda, a la gran presencia de obras escultóricas de éste pueblo Germánico que habitó el norte de Italia por varios siglos y a las maravillosas domus romanas que fueron encontradas bajo los edificios y jardines del monasterio.
El monasterio fue fundado en el año 753 por el duque de Brescia Desiderio y su esposa Ansa, cuando este aún no se convertía en rey de los Lombardos. El monasterio fue donado a su hija Anselperga quién fue su primera abadesa.

Esta es una iglesia muy particular ya que no tiene abside ni fachada, de hecho es una de las primeras cosas que llaman la atencion al visitarla, ya que se entra a ella simplemente pasando desde la sala anterior del museo y se sale pasando a la siguiente.
Una vez dentro, uno queda con la boca abierta contemplando este edificio, que al inicio parece desnudo, con sus simples muros de ladrillos, cubiertos en algunos lugares con restos de antiguos afrescos.
No es posible no admirar sus columnas, capiteles y la decoración de los arcos que las unen.

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La actual iglesia es una reconstrucción del siglo IX y a través de ella se puede aceder a la antigua cripta construida entre los años 759 y 760 para colocar las reliquias de Santa Julia y otros Santos.

Dentro de la iglesia se encuentra expuesta una bellisima coleccion de tallados en piedra carateristcos del periodo Longobardo. Una muestra más de la calidad artística de este pueblo.