Recorriendo el estrecho valle que separa los Colli Euganei y los Colli Berici, después de una de las tantas curvas del camino, me encontré con una pequeña iglesia de ladrillos, en medio de un pequeño prado.
Tuve que detenerme a mirarla ya que es mi tipo de iglesia preferido: pequeña y hecha de simples ladrillos.
Solo con verla me imagine que podría ser un edificio de origen Longobardo.
Regresando a casa, me puse a buscar información y mis presentimientos no estaban tan lejos de la realidad.
La iglesia de San Vito di Lovertino sería anterior al año 1000 y habría pertenecido a un grupo de monjes Benedictinos que salierndo desde el monasterio de Nonantola (cerca de modena) vinieron a evangelizar en esta región y construyeron su propia capilla.
La abadía de Nonantola fue fundada en el año 752 por el abad Anselmo en el territorio recibido como regalo de su cuñado, el rey Longobardo Astolfo.

Otro indico de la antiguedad de la capilla es su nombre. Esta lleva el nombre del proto-mártir San Vito, cuyo culto, era muy popular en el mundo agrícola antes del año 1000 y que habria sido difundido por los benedictinos entre la poblacion longobarda.
Esta es sin duda una pequeña joya del pasado que vale la pena visitar y que por fortuna ha recibido las atenciones y restauros que merece.
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