Santa Lucia y Venezia

Recuerdo muy bien como durante mi primera visita a Venezia, unos 25 años atrás, quede profundamente impresionado de la iglesia de San Geremia, no por la Iglesia en si, sino por las reliquias de Santa Lucia que se encuentra en su interior.

Habia visto otras veces reliquias de Santos, pero nunca había pensado de encontrarme con todo el cuerpo de la Santa. Por respeto nunca le he tomado una foto, poro es impresionarle verla ahi, como durmiendo, con una bellisima mascara de plata y un vestido que deja ver sus manos y pies, aún intactos.

Ahora que vivo cerca, soy muy devoto de Santa Lucia y cada vez que voy a Venezia paso ha hacerle una visita.

Santa Lucia no es Veneziana, como podría creerse, ella nació y vivió en Siracusa. En un cierto momento de su vida, fue prometida como esposa de un importante hombre de la ciudad. Pero Lucia quería dedicar su vida al Dios Cristiano, por lo que no quería saber nada de ese matrimonio. El novio muy molesto por sentirse rechazando, la denunció a las autoridades Romanas. Como en esos años, el emperador Dioclesiano había decretado la persecución a los cristianos, no hubo salvación para Lucía.

El martirio de Santa Lucía ocurrió el 13 de diciembre de 304, cuando ella tenía apenas 20 años.

¿Pero como llegó el cuerpo de Santa Lucia hasta aqui?

En 1039, los Bizantinos liberaron temporalmente a Siracusa de los árabes y llevaron el cuerpo a Constantinopla.

Durante la cuarta cruzada, los Venezianos conquistaron la ciudad y transfirieron las reliquias a Venezia dejandolas en la Iglesia de San Giorgio Maggiore.

En 1279, durante una procesión que se dirigía a San Giorgio, una fuerte tormenta volcó diversos barcos y murieron varios peregrinos. Así, diremos que por motivos de «seguridad» las reliquias de la Santa fueron transferidas a una iglesia que se encontraba donde está actuamente la estación de trenes de Venezia, que obviamente lleva el nombre de la Santa.

Cuando esta iglesia fue demolida, las reliquias de Santa Lucia fueron finalmente llevados a San Geremia, dónde después de tantos viajes y traslados, reposan hasta hoy.