Hace unos años visité la iglesia di Sant’Agostino en Bérgamo cuando la Sole estaba trabajando en su restauro.

Esta antigua iglesia está ligada a un gran complejo monástico situado en la Via della Fara, en la parte alta de la ciudad. Hoy se habla a menudo de “ex iglesia” y “ex monasterio”, porque los edificios han perdido su función religiosa original y se usan sobre todo para fines culturales y universitarios.

Orígenes medievales
El complejo nació a finales del siglo XIII, cuando se construyó una iglesia dedicada a los santos Felipe y Santiago, con la adición de la advocación a san Agustín de Hipona, y un primer claustro y dependencias monásticas. Las fuentes locales indican que la fundación se sitúa alrededor de 1290 y que la consagración solemne tuvo lugar el 11 de febrero de 1347, realizada por el obispo Bernardo Bernardi.
Desarrollo del monasterio
El conjunto fue confiado a los Eremitani de Sant’Agostino, que lo convirtieron en un importante centro de estudio religioso y cultural para la ciudad. A lo largo del siglo XIV y XV se añadieron el capítulo, el refectorio y nuevos claustros, de modo que el monasterio se convirtió en uno de los complejos religiosos más extensos de Bérgamo.
Transformaciones y declive
Un incendio a comienzos del siglo XV dañó gravemente parte de las estructuras, lo que obligó a amplias reconstrucciones y remodelaciones posteriores. Con el tiempo, las reformas introducidas por las distintas comunidades agustinas cambiaron algunos elementos de la iglesia y del monasterio, aunque se mantuvo la impronta gótica de ladrillo que aún caracteriza el edificio.
Época moderna y usos actuales
Entre la época napoleónica y la unificación italiana, como ocurrió con muchos conventos, la comunidad religiosa fue suprimida y los espacios pasaron a usos civiles, militares y administrativos. [3][4] En las últimas décadas el complejo ha sido restaurado y hoy alberga actividades culturales y universitarias, consolidando su papel como lugar dedicado al estudio y a la vida pública más que al culto.










