Recuerdo haber encontrado este caballo durante uno de mis días de vacaciones en San Juan, Chiloé, en el lejano 1998.

El estaba ahí tranquilamente esperando a su dueño que seguramente estaba comprando en el almacén.

Esta es una de esas escenas cotidianas que reflejan el ritmo tranquilo y la tradición de los pequeños pueblos chilotes, donde los caballos siguen formando parte esencial del paisaje y la cultura local.

El origen de los caballos Chilotes se remonta a los caballos ibéricos que trajeron los españoles en el siglo XVI, que eran pequeños y resistentes para soportar las largas travesías. Esta raza se ha mantenido aislada por siglos en Chiloé, desarrollando características únicas adaptadas al clima frío y lluvioso del archipiélago.

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