Cuando veo los restos de las termas Romanas de Montegrotto Terme, no puedo dejar de imaginarme la felicidad que deben haber sentido los antiguos viajeros o legionarios de época Romana, cuando llegaban a este lugar y podían reposar sus cansados miembros en las aguas termales…
Un poco de Historia…
Ya en el I milenio a.C. la zona, correspondiente a los actuales municipios de Montegrotto y Abano, estaba conectada por una eficaz red de caminos con los dos importantes centros cercanos, primero Venetos y luego Romanos, de Este y Padova.
Se desconoce el nombre del lugar en época prerromana, pero los autores latinos lo mencionan varias veces con el nombre de Aponus o fons Aponi y lo celebran por los efectos excepcionales de sus aguas medicinales. El núcleo más importante del asentamiento se encuentraba en el actual centro de Montegrotto. Aquí, tuvo su sede desde mediados del siglo VIII a.C. un santuario, sin duda de considerable importancia, relacionado con el culto al agua y a la salud.
Con el control Romano de la zona se inició la explotación sistemática de las aguas termales, explotación que puso en marcha un desarrollo urbanístico de considerable magnitud: se realizaron una serie de obras hidráulicas para regular la afluencia y distribución de las aguas termales, se construyeron grandes complejos termales y se desarrollaron edificios públicos y privados, ambos de notable nivel.
Los numerosos testimonios de estructuras de época romana que han salido a la luz en la zona sugieren un centro de cierta extensión, con varias termas públicas y prestigiosos edificios residenciales privados con baños anexos, que floreció en los primeros siglos del imperio.
Los primeros descubrimientos de restos arqueológicos en la zona de Montegrotto, que datan de finales del siglo XVIII, fueron realizados en el complejo ubicado en el centro de la ciudad. Salieron a la luz dos piscinas rectangulares (A y B), una con lados curvos cortos, y una tercera redonda (C), todas conectadas por canales de drenaje a un colector general.
Nuevos excavaciones se realizaránen la decada de los sesenta, durante las cuales se descubrió también el edificio (D), de planta compleja, con habitaciones dispuestas a los lados de una sala cuadrada, en cuyo interior hay una piscina redonda, y el pequeño teatro (E), para audiciones musicales, de época Augustea, del que quedan el cuerpo completo de la cávea, dividido en once filas de asientos, la orquesta semicircular también reservada originalmente a los espectadores y las construcciones del vasto escenario rectangular.
Las salas contiguas tenían funciones de servicio para los actores y el público. Todas las estructuras ahora visibles, que forman parte de un vasto y articulado complejo de baños, sufrieron renovaciones o mejoras a lo largo del tiempo. Hoy resulta difícil imaginar su aspecto original, rico en revestimientos de mármol y pavimentos de mosaico de los que sólo quedan algunos vestigios.
Fuente: carteles informativo del área arqueológica
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