La Chiesa di Sant’Elena Imperatrice.Venezia.

Hace un tiempo tomé un Vaporetto desde «le fondamente nove hasta San Marco», y cuando pasabamos por el extremo oriental de Venecia vi a la distancia una gran Iglesia, rodeada de una gran area verde.

Como siempre la curiosidad me llevó a buscar en Internet y me entere que se trataba de la iglesia de Sant’Elena imperatrice y que los restos mortales de la madre del Emperador Constantino estaban en su interior.

Asi, decidí que a la primera ocasión que tubiera visitaría la iglesia. Finalmente, poco más de un mes atrás puede hacerlo.

Me fui caminando desde San Marco, es un poco lejos, pero me gustó mucho ya que es un área de Venecia muy tranquila, con grandes parques y siempre se camina a pocos metros de la laguna por lo que el paisaje es bellisimo.

Lamentable al llegar, la iglesia había cerrado pocos minutos antes, por lo que no puede entrar, pero igual tomé algunas buenas fotos desde el exterior.

La iglesia desde la distancia.
Detalle de uno de los pasillos del Claustro.
Una parte importante del claustro fue destruido durante el período Napoleónico.
Vista al claustro desde el exterior.

Un poco de la historia de este lugar.

Santa Elena fue la madre del Constantino, el primer emperador Romano que se convirtió al Cristianismo y que con el edicto de Milán decretó la libertad de culto en el Imperio.

Ella no es solo conocida por su hijo, sino por su famoso viaje a tierra Santa, donde se dedicó a buscar los lugares donde transcuyo la vida de Jesús y habría encontrado mumerosas reliquias, entre ellas la de la Vera Cruz.

La primera capilla dedicada a Santa Elena se construyó en Venecia alrededor del 1028 y fue confiada a los Agustinos, los que establecíeron un convento junto a ella.

Los restos mortales de la Santa habrían sido llevados desde Constantinopoli a Venecia en el año 1211, por el monje agustino Aicardo.


En el siglo XV, el monasterio y la iglesia pasaron a manos de los monjes benedictinos olivetanos, que lo reconstruyeron en 1435. Un siglo después, en 1515, la iglesia fue consagrada por el obispo de Alepo y se convirtió en un importante centro religioso, con vastas propiedades y notables obras de arte.

Bajo el dominio napoleónico, en 1810, la iglesia fue desconsagrada y la urna con las reliquias de Santa Elena fue transportada a la basílica de San Pedro de Castello.

La iglesia fue reabierta al culto en 1928 y confiada a la Orden de los Siervos de María. En los años siguientes se volvió a colocar la urna de Santa Elena en el interior del edificio sagrado y se reconstruyó el campanario.

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